El mundo michoacano de Fray Maturino

Presentación editorial
Carpa Cháak (Lluvia)
17:00
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18:00
INAH

Como el resto de la Nueva España, Michoacán vivió en el siglo XVI una catástrofe mayor: la población indígena se derrumbó debido a las epidemias traídas por los españoles y a la explotación de los indios a través de la encomienda y la esclavitud. Al mismo tiempo, los frailes, con el fin de defender y cristianizar a los indios en sus lenguas, las aprendieron y escribieron gramáticas, vocabularios, doctrinas cristianas e historias, contribución importante al conocimiento del hombre en un contexto de destrucción, temprano aporte hispánico a la revolución científica europea. En Michoacán este proceso fue temprano e intenso. El franciscano fray Jerónimo de Alcalá escribió en 1539 la primera gramática y la primera doctrina en lengua michoacana (tarasca o purépecha), lamentablemente perdidas, y la primera historia antigua michoacana, de 1541, que se conserva, mutilada, en español, con imágenes, pintadas por artistas michoacanos. Su continuador fue el francés fray Maturino Gilberti, que, con su equipo de colaboradores michoacanos, logró imprimir en tan solo dos años, 1558 y 1559, en la ciudad de México, cinco libros en lengua michoacana: una pequeña doctrina y una grande, una gramática y un vocabulario, y una gramática del latín. Sus gramáticas de las lenguas michoacana y latina son las dos primeras impresas en América. Su vocabulario es el primero bidireccional. Y su Dialogo de doctrina christiana en la lengua de Mechuacan fue el libro más voluminoso impreso por Juan Pablos, y el más voluminoso en lengua indígena de todo el periodo novohispano. Fue perseguido por el obispo de Michoacán don Vasco de Quiroga por cuestiones teológicas, jurídicas, políticas, económicas y personales, que nos revelan una compleja interacción entre indios y españoles en el rico mundo michoacano de fray Maturino Gilberti.